Fontcalent ayer y hoy

Jaime Carbonell, un espeleólogo que ha realizado innumerables hallazgos en cuevas de Alicante, aparte de darnos una clase dificil de olvidar a la entrada de la cueva del Humo, nos ha proporcionado una foto sobre la que sobran las palabras… y faltan las lágrimas. Gracias Jaime.

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Promesa de Fontcalent

INFORMACIÓN 11-1-2009

MANUEL ALCARAZ RAMOS
De lo que hoy voy a hablarle ocurrió hace casi cuarenta años. Como suele suceder con las cosas importantes, he olvidado casi todos los detalles y conservo, además de mi imagen cautiva en una fotografía, el recuerdo grande, el hecho importante: una mañana solemne hice mi promesa como boy scout. Ya sé que para muchos desavisados esta es noticia sin sustancia, incluso una invitación a la broma. Pero no así, entonces y ahora, para miles de niños o adolescentes que en ese momento asumen, junto con el pintoresco derecho a llevar una pañoleta al cuello, su primer compromiso cívico.
Tal y como van las cosas no creo que sea, desde este punto de vista, asunto de chanza. Si evoco ahora ese hecho entiendo que a través de recovecos de la biografía y la conciencia, algo en mí quedó forjado por esa promesa, aunque sólo sea el recuerdo de una frase, de un objetivo señalado por el fundador del movimiento scout -quizá de vuelta de muchas cosas-: «dejar el mundo un poco mejor de lo que lo encontraste». No es mucho, pero es que hay gente absolutamente dedicada a dejarlo peor o, al menos, a encontrar justificación o indiferencia para los actos que lo dejan peor, más feo, más triste. No pretendo que esa experiencia personal fuera vivida de manera idéntica por todos los que seguimos esa vía educativa: debería converger y combinarse con otros factores para que germinara en opciones de esas que atraviesan una vida, aunque sí que sé que para muchos de los que conmigo estaban esa mañana algo significó y hasta sigue significando.
Si le cuento esto hoy es porque ese gesto, ese compromiso, lo realicé arriba, en lo más alto de la montaña dura, seca y cortada de tiempo que es Fontcalent. Mirando a un Alicante que, desde allí, casi siempre es bruma: una ciudad constituida en la línea misma del horizonte. Podría haber hecho esa promesa en sitios más «bonitos», pero no, en aquel momento, con más significado. Fontcalent era «nuestra» montaña: estaba naciendo el Grupo Lucentum en el colegio salesiano y pensar en campamentos en los Pirineos era un sueño aplazado para el futuro; ni siquiera, aún, habíamos practicado las cimas del Maigmó, de Aitana, de Bernia o del Benicadell, no habíamos elaborado nuestra geografía íntima de montañas desde las que se espera siempre ver el mar -¿no sería esa la condición última del alicantino?-. Pero Fontcalent -su entorno- había acogido nuestras primeras salidas. Porque estaba allí, porque estaba «aquí». Por eso seguimos yendo, rodeándola, explorándola, subiéndola -hasta en una noche de San Pedro, a ver los fuegos artificiales….que no se veían-.
Evoco todo esto en días en el que el gas se convierte en arma y en que Palestina nos vuelve a quebrar el alma, porque me cuentan que Fontcalent está, ya, herida, muy herida. Hace tiempo que no subo, pero basta echarle miradas desde la lejanía, quizá en un atardecer rojo rabioso -Fontcalent es nuestro poniente- para advertir que el perfil no es el que era. La misma fuente que le dio nombre está marchita. Y se denuncian nuevas actividades enormemente agresivas con la montaña. El proyecto de PGOU no sólo no hace nada por remediar el asunto, sino que crea las condiciones para su agravamiento. Como suele sucedernos, no estamos siendo capaces de entender el valor profundo de nuestro territorio, de nuestros lugares que no sólo son piedras y matas de esparto, sino que son tardes y amaneceres, excursiones y recuerdos. Lugares que, en su pobreza de líneas, en la sencillez de su dibujo, en la escasez de su paleta de colores -variaciones, al fin, entre el gris y el azul-, albergan formas de vida esenciales. O que nos deberían parecer esenciales, pues nos son propias y no tenemos otras.
Quizá no vuelva a subir a Fontcalent, quizá me contente con ese recuerdo desvaído de una jornada de emoción infantil. Pero no quiero que me quiten mi montaña, no quiero que el egoísmo de algunos, la impericia de otros o la resignación de la mayoría me arrebaten el escenario de lo que fue un ilusión que me ha acompañado por toda mi existencia, siquiera sea como semilla de otras cosas. Quiero que sea posible para nuevos niños gozar de ese paisaje de Alicante, para que se les quede cosido en los ojos del alma. Al final, me parece, los alicantinos se van distinguiendo entre aquellos que aman su ciudad y su entorno y los que no lo hacen -y aquí incluyo desde los que consienten que se la quiebre cada día hasta los que, directamente, la odian practicando decisiones para alejarla de su devenir y su memoria-. ¿Pero será un pecado alentar todavía a ese amor en retroceso?

La casualidad ha querido que Daniel Jover, un gran amigo que, creo, estaba conmigo allí arriba, en Fontcalent el día de mi promesa, me mande hoy desde Barcelona un artículo de Jordi Borja, muy crítico con la evolución de las políticas urbanísticas en España y que comienza con una cita de Borges: «La ciudad nos impone el deber terrible de la esperanza». Sea. Los esperanzados volverán hoy y otros días a recorrer los caminos de polvo y años que conducen a Fontcalent, esa montaña que necesita la ciudad. Ya verá usted: los enamorados de la destrucción, del solar, de la ruptura de los equilibrios de la vida, dirán que los esperanzados somos las gentes del no, las gentes que nos oponemos a todo. Digámosles que sí. Que nos oponemos a sus pesadillas de suelo comprado, a sus recalificaciones de los recuerdos y a sus fábricas de aridez. Digámosles que no con un sí a Fontcalent, grande como la sombra de Fontcalent cuando el sol se nos va. Y digámosles un no luminoso, como las rocas de Fontcalent cuando el sol está sobre el Benacantil, a sus fantasías de arrasamiento de la piedra y las promesas.

Manuel Alcaraz Ramos es profesor de Derecho Constitucional de la UA.

Algunos datos interesantes sobre Fontcalent

  • Buena parte del «Saladar de Fontcalent» es monte propiedad de la Generalitat Valenciana AL-1072. Posee 13’8 Ha de superficie y además, en su totalidad, está declarado Microrreserva Vegetal por Orden de la Conselleria de Medio Ambiente del 13 de junio del 2001 (DOGV 07/08/2001)
  • La nueva autovía A-30 que incluye el PGOU afecta a Monte de Utilidad Pública AL-1010 «La Ballestera» propiedad de la Generalitat Valenciana. (Es el que hay enfrente de la vaquería)
  • Por donde transcurre la A-30 proyectada es el desagüe natural de las aguas de las vertientes de la umbría de Sierra Mediana, Partida de L’Alcoraya, parte E de la solana de la Sierra de las Aguilas además de la umbría de Fontcalent, es decir más de 15 km2. Esto viene muy bien reflejado en el actual PGOU, calificando los terrenos como SNU-R (Suelo No Urbanizable protección de Ramblas). Se debería mantener igual. Además sería interesante comprobar también si la A-30 afecta a Dominio Público Hidráulico
  • Durante los 3 últimos años está comprobada la presencia y nidificación del Aguila Perdicera (Hieraaetus fasciatus) en la sierra. Dicha especie está catalogada como vulnerable por el Catálogo valenciano de Especies Amenazadas.

Colla Ecologísta dÁlacant/ Ecologístes en Acció

¿Quieres ayudar?

Esta iniciativa, se está llevando a cabo por gente que saca tiempo de donde puede y sin fondos de ninguna clase. No pedimos fondos, pero sí ayuda. Puedes ayudar haciendo lo siguiente:

1. Contactando más gente: por email (adjuntando el cartel y la web), fotocopiando y poniendo carteles, boca a boca, contactando organizaciones, medios, intelectuales, etc.

2. Trayendo pancartas, mejor sin siglas.

3. Ofreciéndote voluntario para recoger firmas para la alegación al PGOU el día de la protesta y posteriores.

4. Aportando ideas

Si puedes hacer algo, por poco que sea, contáctanos en salvemosfontcalent@gmail.com

Cartel para Salvemos Fontcalent

Salvemos Fontcalent, versión web-email

Salvemos Fontcalent, versión web-email (500 pixeles ancho)

Descargar versión a mayor resolución

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El cartel ha sido diseñado por Miguel Ángel Mateo (blog.mianmaro.com), al cual queremos agradecer su colaboración con la Plataforma Salvemos Fontcalent.

Queremos salvar Fontcalent… te apuntas?

El dia 11 de enero a las 11.00 horas, en la Plaza del Ayuntamiento de Alicante realizaremos una concentración en favor de la Sierra de Fontcalent y su entorno. Después de la protesta, los que nos sintamos con fuerzas, iremos a dar un paseo por el entorno de la Sierra. Todo el mundo está invitado.

La idea reivindicativa surgió de un grupo de senderistas que subió a Fontcalent hace poco. Ahora estamos contactando con toda aquella persona, blog, ONG , partido, universidad, etc, que pudieran estar interesados en colaborar. Como podéis comprobar en la «lista de partidarios» ya son muchos los adheridos en tan sólo tres semanas a lo que hemos denominado «Plataforma Salvem Fontcalent», que figura como convocante.

Puedes ayudarnos haciendo que se propague la noticia. Cuéntaselo a tus amigos, enlázanos desde tu blog, envíanos tus fotos… toda ayuda será bien recibida.

¿Quieres Salvar Fontcalent? Estás a tiempo!

Banners para promocionar esta acción:

A continuación iremos colocando los banners a tu disposición para promocionar esta acción. Si quieres colaborar puedes diseñar el tuyo propio y enviarlo a la dirección:

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La Fontcalent Destrozada

Quienes no hayan tenido el placer de haber disfrutado de la fuente (conocida como “Fontcalent”), que se encuentra en el extremo más cercano a Alicante de la sierra Fontcalent (la montaña y la fuente se denominan con un el mismo topónimo), ya no podrán ver la última fuente natural que nos quedaba en la comarca. Por lo que se ve, están obrando por las inmediaciones de donde manaba el agua y se halla ya casi destrozado (no tardarán mucho en acabar de eliminarlo) el único manantial de agua mineral y templada (al menos que yo conozca) de la provincia de Alicante. En mi opinión, se tendría que obrar por otro lado o bien que la vía se construyese de tal manera que no se desmantelase la fuente, la laguna que luego crea y hasta el riachuelo en épocas de lluvias.

Barbarie en Fontcalent

Barbarie en Fontcalent

Ya es de sobra conocido el poco respeto que nuestras autoridades suelen tener de nuestro entorno natural; pues no es la primera fuente que destruyen en la comarca. La gente de mi edad que de chiquillos hayan vivido en Carolinas Altas sabrá que había un manantial entre la actual plaza América y un colegio público situado unos 150 metros hacia el norte. De jovenzuelos, en numerosas ocasiones, por evitarnos subir a nuestras casas, bebíamos del manantial y parece que el agua era espléndida: qué yo sepa nunca sentó mal a nadie. Sien embargo, ya saben como las gastan nuestras autoridades y los constructores: el Ayuntamiento de Alicante permitió que se construyera encima del manantial y el agua se desvió por debajo del edificio por el alcantarillado.

Barbarie en Fontcalent

Nunca he llegado a entender por qué motivo se da al traste con unas fuentes tan emblemáticas, ya que brotan en unos terrenos de secano donde crean a su alrededor pequeños oasis, con un entorno y una vegetación bastante frondosa, peculiar. Y se podría haber aprovechado su emplazamiento para una plaza, parque, etc.

Otro caso sucedió hará unos 35 años en la cara norte de la sierra del Maigmó. Se encontraba allí una fuente magnífica y el dueño de la finca la destrozó y forzó a que el agua no brotara, con tal que los excursionistas no fueran a beber de su agua, y eso que se ubicaba en pleno monte, a unos 600 metros de altitud.

Los españoles deberíamos de respetar y cuidar más nuestro entorno natural; pues por el camino que vamos poco territorio virgen dejaremos intacto para nuestro disfrute y el de las siguientes generaciones: la costa de la provincia ya está asolada; muchas fuentes desmanteladas y ya muchos ayuntamientos, con el pelotazo de los campos de golf (por ejemplo, a qué se debe el empeño de devastar el valle del Sabinar con un campo de golf por el ayuntamiento del PP de San Vicente del Raspeig) y pueblos o urbanizaciones fantasmas, que ya van arrasando las montañas de la provincia. ¿Hasta cuándo nos quedaremos de brazos cruzados ante tanta devastación? Por lo menos, cuando vayamos al monte, cojamos semillas del entorno y plantémoslas en la cara norte de las montañas o a la sombra, con tal de contrarrestar tanta destrucción alocada del territorio de nuestra querida y asolada, cada día más, España.

Texto: Raimundo Montero
Fotos: linkalicante.com